Tal vez ya han leído a Catalina en el blog: ella es la que se encarga de parte del contenido del blog, ha entrevistado a los demás profesores y también ha escrito relatos de cuando viajó por Rusia. Es que ella ha viajado por el mundo gracias a la fotografía y ahora tenemos el gusto de tenerla en el Instituto, además de llevar adelante el departamento de Marketing, dará clases de fotografía básica.
¿Desde cuándo te gusta la fotografía?
¡Desde siempre! La verdad es que no recuerdo un momento puntual, siempre estaba sacando las fotos familiares; mis padres tienen guardadas mis primeras fotos que les saqué: les cortaba la cabeza, siempre, porque no llegaba a la altura.
Después, cuando fui adolescente hice un trato con mi papá. Revelar los rollos salía caro y él estaba cansado de tener que pagar un revelado por semana, entonces me dijo que si yo le hacía trabajos para su oficina, como pago él me revelaba los rollos. Me convertí en su mandadera, pero yo era feliz porque podía sacar todas las fotos que quisiera. Ahí ya no eran solo fotos de familia, sino que mis amigos se acostumbraron de que yo fuera a todos lados con la cámara.
¿Te llevó muchos años estudiar?
Cuando terminé el liceo me fui seis meses de intercambio a Estados Unidos. Volví en junio y tenía otros seis meses sin mucho por hacer. Ahí fui a Foto Club, donde aprendí fotografía del estilo clásico, también el revelado por copia y mucho de teoría. Después estudié Comunicación, por lo que volví a ver fotografía, además de la fotografía de cine que fue llevar la imagen un poco más allá.
También, como con todas las carreras, aprendí mucho trabajando. Tuve mentores de diferentes partes del mundo, de todos mis compañeros de trabajo aprendí mucho.
¿Cómo comenzó tu carrera detrás de la cámara?
Bueno, cuando terminé facultad me uní a la flota de los cruceros Princess. En ese momento hacia tiempo que trabajaba en producción de cine y de televisión, por lo que mi cámara estaba acumulando polvo en un cajón.
Me fui a Singapur para subir a mi primer barco. El estilo de fotografía que se hacía allí era sumamente diferente. Foto Club es todo sobre el arte y la expresión artística, en facultad también era sobre el arte: cómo expresarte y llegar al público por medio de este arte. En cambio, en el barco era todo comercial. Fue como aprender todo desde cero, casi no había lugar para la creatividad, sino que todo estaba medido y calculado.
Sin embargo, es imposible parar a un artista y, mucho menos, si vienen en masa. El equipo de fotógrafos del barco era siempre alrededor de 15 personas. Por lo que, cuando no trabajábamos, siempre bajábamos a los diferentes puertos con las cámaras. Creo de verdad que fue en esos momentos en los que más aprendí de fotografía. Un amigo de Hungría me había medio que “tomado bajo sus ala” y siempre íbamos a unas cataratas que estaban en el Cementerio del Oro, en Alaska. Su esposa era la modelo y nosotros probábamos diferentes trucos de velocidad y luz.
¿Cuál fue el lugar dónde más disfrutaste de trabajar?
Asia y África me gustan mucho. Hay lugares donde me siento una extranjera y libre para poder retratar lo que veo diferente, pero a la vez me siento muy cómoda haciéndolo, como en Hong Kong o en Ho Chi Minn City (Vietnam).
Uno de los lugares donde más me dejé llevar fue en Takoradi, en Ghana. Mi grupo se fue por un lado y yo agarré por el contrario: seguí a una nenita de unos dos o tres años que corría cerca del almacén de su familia. Después vinieron a retarme, porque no le había pedido permiso al Rey de la tribu para sacar fotografías. Una vez que eso estuvo resuelto, caminé por toda la villa sacando fotos, conversando con los locales, me metí en un salón de clases.
¿Cómo fue viajar gracias a una de tus pasiones?
Fue lo mejor. La cantidad o intensidad del trabajo quedan tapados porque lo que estás haciendo te encanta. Había días que trabajábamos doce horas de corrido, pero estaba todo el tiempo conociendo personas de diferentes partes del mundo, con costumbres tan diferentes, eso me encantaba.
Me preocupé mucho por mejorar como fotógrafa, por aprender diferentes estilos. Aunque el trabajo en sí era tan cuadriculado y comercial, tuve la suerte de trabajar con un jefe que era muy abierto. Un día le pedí que me dejara sacar fotos cambiando el esquema de luces y, no sé qué astros se alinearon, que me dijo que sí. Él quedó encantado con los resultados y los clientes también, así que seguí el resto de mi contrato explorando diferentes tipos de luces y poses. Había días que estaba cinco horas de corrido con la cámara al cuello y con diferentes clientes, pero yo era feliz. Me encantaba eso.
Después de los barcos trabajé para una empresa que tenía la oficina central en Londres. Se llama Pistacho Photography y se dedicaba a la fotografía internacional. Con esa empresa seguí viajando. Fui a Sudáfrica, por diferentes ciudades europeas y también pude hacer muchos trabajos acá, en Montevideo. La diferencia con Pistacho era que no tenía un equipo, sino que la mayor parte del tiempo trabajaba sola.
¿Qué pensás de las nuevas tecnologías en esta profesión? Por ejemplo, los celulares
A mí me encanta. Tener el poder de capturar momentos con nuestros celulares, poder mandar un email para imprimirlos o simplemente colgarlos en una red social y que nuestros amigos puedan ser testigos de esos momentos… eso no tiene precio.
Sí, claro que la competencia se vuelve más dura. Pero hasta cierto punto, la competencia es buena, porque te obliga a ser mejor, a innovar. Por ejemplo, los fotógrafos de casamiento están continuamente adquiriendo nuevas herramientas para que su trabajo sea único.
Además, el celular te sirve hasta cierto punto, después seguís necesitando al fotógrafo. Los momentos importantes, como el casamiento, un cumpleaños de quince, el primer año de un hijo, esos momentos siguen requiriendo de un ojo ajeno al entorno y que esté muy desarrollado, para poder capturar lo que cotidianamente no se ve.
Yo creo que los celulares son un lindo complemento a la fotografía.
¿Qué temas abarcarás en clase?
Vamos a ver todas las bases. La luz, la velocidad y la apertura. La persona que venga al curso podrá entender y manejar su cámara profesional o semi-profesional, pero también podrá entender cómo funciona la cámara de su celular, porque la base es la misma.
Vamos a salir a caminar por un barrio de Montevideo para sacar fotos, porque creo que este es un estilo que se aprende, más que nada, en el proceso, por eso sacar fotos es fundamental.
Además se ofrece la posibilidad de tutoría una vez que termina el curso.
Para averiguar sobre el curso entra a esta página o llama al 2902 2025.